El mundo entero fue testigo en 1956 del enlace entre Rainiero III de Mónaco y la bella actriz de Hollywood Grace Kelly. Una historia de ensueño actuó como una gran campaña de relaciones públicas e hizo que el pequeño principado se convirtiese, hasta nuestros días, en el destino preferido y con más glamour de la clase media-alta.
La esperada boda entre el príncipe Alberto de Mónaco y Charlenne Wittstock no tuvo nada que envidiar a la de sus antecesores en cuanto a repercusión mediática. Dato conocido para las empresas y marcas que no dudaron en hacerse notar y estar presentes en uno de los eventos del año. Una boda que incluso algunos medios la han denominado “la boda del marketing”.
Los enamorados se dieron el sí quiero el día 2 de julio de este mismo año, y conciertos y cenas que comenzaron dos días antes acompañaron a la boda. La misma Casa Real, en la página web creada para el enlace (http://www.mariageprinciermonaco2011.com), ofrece el nombre de los patrocinadores de la boda. Entre ellos encontramos marcas de coches de lujo como Lexus, quien adaptó un modelo especialmente para el recorrido urbano tras el enlace, y otros seis ejemplares más para el día de la boda; o BMW, quien puso a su disposición 200 limusinas serie 7 para el traslado de las personas VIP. La casa francesa Perrier-Jouët se encargó de servir su exclusivo champán en el banquete. La Sociedad de Baños de Mar de Montecarlo, el Hotel de París, el Hotel Hermitage y el Fairmont de Montecarlo prepararon el catering tras la boda civil para los ciudadanos de Mónaco. La firma Montblanc diseñó un modelo de pluma especial con piedras preciosas con la que los príncipes firmaron el acta de matrimonio. Meses más tarde, en septiembre, el Príncipe Alberto, su esposa Charlenne Wittstock y la princesa Carolina serían los anfitriones en la gala de presentación de la colección Princesa Grace (en honor a la que fue Primera Dama del Principado monegasco) de la firma Montblanc celebrada en la Opera de Montecarlo.
Estos ejemplos muestran un gran contraste con el resto de bodas reales. Incluso con la anterior, el enlace de los duques de Cambridge, Guillermo de Inglaterra y Catherine. La boda del futuro rey de Inglaterra se celebró en abril de este mismo año, y siendo un evento realmente importante con una gran repercusión mediática, no se conoció ni la marca de la pluma con la que se firmó el acta. El glamour y patrocinio presentes en la boda de Mónaco pueden ser la causa de la misma o mayor (si cabe) presencia en medios que la boda británica. ¿Será la boda de Mónaco la que abra la veda hacia los patrocinios de enlaces importantes? ¿Se abre un nuevo escenario para la estrategia de patrocinio de las marcas? Tendremos que esperar a la siguiente boda real…
Autora: Eva Bedón Cuartero
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